La Fundación MAPFRE ha presentado esta obra que reúne más de 50 contribuciones sobre cómo España ha conseguido mejorar sus niveles de seguridad vial en los últimos 30 años. Testimonios de expertos, autoridades, investigadores y asociaciones que trabajan para lograr el Objetivo Cero víctimas graves y mortales en ciudad en 2030 y en el ámbito rural en 2050.
Nuestro país se ha convertido en un referente a nivel mundial en cuanto a la seguridad vial, logrando reducir en un 81% las víctimas mortales en siniestros de tráfico en los últimos 30 años y convirtiéndose en el cuarto país europeo con menor mortalidad en carretera. Cifras que son producto del trabajo de múltiples sectores que se han unido para lograr profundos cambios en la materia. Experiencias se han recopilado en el libro Del infinito al cero. Así lo hicimos, que ha presentado recientemente la Fundación MAPFRE.
La Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos, AECA-ITV, ha participado en este proyecto que, además, constituye una proyección hacia el futuro de la movilidad en España.
¿Cuándo podremos resolver la ecuación de la siniestralidad?
Este es el título del artículo escrito por el director gerente de AECA-ITV en el que se analiza el papel de las inspecciones técnicas de vehículos para mejorar la seguridad vial, así como para ayudar en la protección medioambiental. En el texto, Guillermo Magaz recuerda que la ITV “es la herramienta que disponen las Administraciones públicas para comprobar el estado de los vehículos durante su vida útil, siendo uno de los actores en la reducción de accidentes y de víctimas mortales”. Según el último estudio realizado por la Universidad Carlos III de Madrid bajo el título “Contribución de la ITV a la Seguridad Vial y al Medio Ambiente” se ha demostrado que anualmente las ITV evitan la muerte de al menos 530 personas.
Un recorrido por la historia de la ITV y su vinculación directa con la seguridad vial
Por su parte, en el escrito, Magaz también hace referencia a la historia de la ITV, resaltando la importancia que ha tenido para reducir la siniestralidad en las vías. Fue en la década de los 60 cuando “se empezaron a realizar las primeras comprobaciones e inspecciones (…) como las que conocemos actualmente”. En 1981 fue cuando el Estado puso en servicio una red de 31 estaciones de ITV gracias a la colaboración de las empresas de ITV y, en 1987, se establece que los vehículos de uso particular comiencen a pasar inspecciones “en las estaciones de ITV que hoy conocemos”, como una de las medidas para reducir las alarmantes cifras de accidentes de tráfico, ya que muchos de ellos se producían por un incorrecto estado de los vehículos. A finales de la década de los 80 es cuando se produjo “el cambio de régimen por parte de las CC.AA. en la prestación del servicio de ITV, que pasó del sistema de autorizaciones administrativas al de concesiones administrativas, permitiendo de esta forma acercar el servicio de ITV al ciudadano y crear una red de centros de ITV repartida por todo el territorio nacional”. Asimismo, fue clave la mejora de los procedimientos de las inspecciones técnicas de vehículos y su adaptación a las normas europeas.
Hoy en día “conviven en nuestro país diferentes regímenes de prestación del servicio de ITV: de forma directa por la Administración pública, mediante empresas públicas o concesión administrativa y a través de autorizaciones administrativas”, apunta Magaz, resaltando que, con independencia de la forma en que el servicio se preste, siempre se caracteriza por “la independencia, la objetividad, la imparcialidad y la ausencia de conflictos de interés”.
Visión de futuro
En el artículo escrito por el director gerente de AECA-ITV para el libro, se expresa el compromiso del sector de la ITV “para conseguir ese Objetivo Cero tan deseado”, pero se recuerda que para ello es necesario el trabajo conjunto de “los tres elementos que están implicados en un accidente: el comportamiento humano, el vehículo y la infraestructura”. Resaltando, la necesidad de, por un lado, aumentar la inversión en educación vial y crear un marco legislativo que penalice más al infractor; y, por otro lado, de la renovación del parque circulante, así como de establecer “los protocolos de comunicación e información necesarios” para que las ITV puedan comprobar las nuevas tecnologías que se van incorporando en los vehículos.
En total, el libro Del infinito al cero. Así lo hicimos consta de 574 páginas en las que se hace un recorrido completo por todas las acciones que, desde distintos sectores, se han llevado a cabo para reducir la siniestralidad en carretera en España. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer, un camino en el que todos jugamos un papel clave.